El morbo es un deporte malsano practicado y disfrutado por
muchos elementos de nuestra especie. Como en la jungla, esperan frente al
ordenador, “agazapados entre la maleza”.
Observan las vidas de sus “amigos”, nos vigilan y si no
quieren saber nada de nosotros basta con que el dedo índice, el de señalar,
haga un clic para acusar o denunciar. A eso se le llama “bloqueo”. Nos prohíben
tener acceso a sus muros (bonito término); con mucho genio, cara de pocos
amigos, sensación de grandeza y superioridad ganada desde el anonimato, nos
borran para siempre de su lista de Facebook; ya no les podremos saludar ni ver
nunca más pero..., ellos no pueden resistir el morbo y se las ingenian para
poder ver nuestros movimientos cual vecin@ curioso sin vida propia. Disfrutan
como “cochinillos” fisgando y retozando en el barro.
Destrozar anímicamente al personal es un objetivo importante
para los morbosos. Te piden amistad, les acoges, miras cuantos amigos tienes y
caes en la cuenta que nunca en tu vida tuviste tantos. Eres feliz unos cuantos
días hasta que la bestia humana asoma la cabeza. Cuando quieres compartir con
todos ellos tus alegrías o trabajos llega la gran criba en términos bíblicos:
”Las aguas se abrieron” pero no para salvarse todos...NO, sino para escaquearse,
los que quedan son los amigos de verdad, los que entienden que si trabajamos
como equipo ganaremos todos. Los morbosos van a su rollo. -la envidia es muy
mala-.
El morbo se ha extendido hasta los partidos políticos que,
al parecer, han tomado buena nota de los reality show.
Si nos informan de personajes imputados que se lo han
llevado crudo y sin anestesia, el pueblo aplaude..., ¡Bien! un imputado, dos
imputados, tres imputados y así hasta perder la cuenta de la cantidad de euros
robados que se esconde tras cada imputación. Quien sabe cuando regresaran a las
arcas del estado todos los euros robados pero, por el momento, mientras comemos
pipas desde las gradas del circo, se cierran empresas, se agotan las ayudas al
desempleo, se alargan las listas de espera, se desahucian familias... Los más
fuertes aguantan tanta sin-razón y los que no pueden aguantar la presión, caen
fulminados por el infarto o deciden quitarse la vida.
Un punto básico para que un reality show funcione es,
exhibir las miserias ajenas y de eso vamos ya suficientemente sobrados para
alimentar nuestro morbo hasta el punto de sentirnos superiores ante los
“desgraciados” (políticos, responsables de grandes empresas y fortunas) que
están en la cárcel o imputados a la espera de juicio.
Para aliviarnos de tantos sinsabores y disfrutar de esta
maravillosa vida decidimos invertir algo de nuestro escuálido peculio con
entradas para conciertos, fútbol, espectáculos... ¡Nos merecemos un poco de
distracción! No ha sido decisión nuestra aunque lo parezca; una vez más nos han
manipulado para ir a... ¿Donde va Vicente?, donde va la gente.